Año 1992
Lo que más me gusta de este bodegón es que no hay mesa, ni repisa, ni se aprecia en donde están apoyadas las manzanas, la jarra de agua y el vaso.
El color del fondo es irrelevante, lo que hace que los elementos del bodegón resalten aún más y se acentúen con el simple reflejo que otorgan a una superficie imaginaria.